Josue 1:9: Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

Reflexión: Dios ha escogido a Josué para sustituir a Moisés en esa gran misión de llevar al pueblo de Israel a conquistar la tierra prometida de Canaán, Dios le había prometido a Israel que los iba a llevar a una tierra que fluía leche y la miel, y que los iba a bendecir en ese lugar.  Dios interviene en la vida de Josué y le dice: ¡Levántate! Todo luto tiene que terminar, porque hay una gran conquista por alcanzar.  Dios no puede trabajar en personas que mental y emocionalmente están desanimados, y es esto es lo primero que le habla a un conquistador que está a punto de ver la promesa hecha realidad. ÉL promete que estará todos los días de tu vida hasta que se cumpla TODO el propósito que Dios te ha entregado.

Es importante tener en cuenta cuatro cosas debes hacer para alcanzar las promesas de Dios:

1. Esfuérzate: Para alcanzar la promesa debes hacer un esfuerzo extra. Sacar fuerzas de donde no hay, ir mas allá de lo que da tu propia fuerza. El esfuerzo te va a llevar a ser mejor de lo que eres, el éxito no está solamente en el esfuerzo humano sino en la promesa de Dios.

2. Se valiente: Hay tiempos de Dios que no vendrán si somos cobardes; la valentía es el vigor para ejecutar una acción con decisiones firmes; la biblia dice que desde los días de Juan Bautista, el Reino de los cielos sufre violencia y sólo los valientes lo arrebatan, el ser valiente es tener la capacidad de continuar a pesar de sentir miedo, esa es la manera más eficaz de ejercer la valentía, enfrentarte  a tus propios temores.

3. No temas: La mayoría de veces no se alcanza el éxito por el temor pues el camino al éxito está lleno de riesgos. La biblia dice que Dios no nos ha dado espíritu de temor sino de poder, amor y dominio propio; debes soltar el temor al fracaso porque es el miedo que te desenfoca, avanza confiado en Dios porque quien confía en Él  no será  avergonzado.

4. No desmayes: La gente que desmaya son quienes desisten, aceptando la derrota. Jesucristo no desmayó Jamás. El desmayar te llevará a perder lo que Dios con tanto amor preparó para darte. En el camino de la promesa, se levantarán   situaciones y gente para hacerte desistir, pero recuerda que Él ha vencido al mundo y que Dios ya te entregó la victoria por medio de Cristo.