Una iglesia bendecida llamada a ser bendicion

Jeremías 15:19-21: 19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. 20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. 21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré de la mano de los fuertes.

Reflexión: Es maravilloso cuando Dios habla a nuestros corazones de una manera tan eficaz, donde vemos como Él promete pelear por nosotros, cuando nos convertimos y decidimos seguirle, dejando todo lo malo. Cuando Dios nos dice en su palabra que nos pondrá como muro fortificado, nos esta prometiendo plantar con resistencia y fuerza para conquistar a más personas. ¿Pero, qué debemos hacer para que sea Dios haciendo realidad esta promesa en nuestra vida?

1. Convertirnos: Dejar todo lo del viejo hombre atrás, lo que no le agrada a Dios, como la mentira, rencor, miedos, lascivia, etc. Transformar nuestro entendimiento y abrir nuestros ojos espirituales para recibir el nuevo nacimiento en Cristo.

2. Dejarnos restaurar: Dios es quien restaura, esto no proviene de nosotros, es el Espíritu Santo quien convence de juicio, justicia y pecado, y este mismo Espíritu es quien nos transforma y limpia haciéndonos vivir de una manera sobrenatural.

Después de estar en las manos de Dios, Él nos da la confianza, autoridad y respaldo para hablar su palabra. Él dice que seremos como su boca (V.19), lo cual nos acerca más a Él y es de esta manera que empezamos a cambiar nuestra manera de hablar, expresando palabras de bendición y no de maldición.